Tras varios intentos, finalmente el Gobierno no ha conseguido los apoyos necesarios para aprobar la subida del impuesto al diésel en su reforma fiscal. En el último Consejo de Ministros de 2024, el grupo parlamentario Podemos votó en contra de la medida, exigiendo como condición para su apoyo el mantenimiento del impuesto a las grandes energéticas.
Ante esta situación, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha anunciado su intención de retomar la propuesta a través de un real decreto ley en abril de 2025.
Un respiro temporal para los conductores
La decisión de aplazar la subida es una buena noticia para el 52% de los conductores que utilizan vehículos diésel en España. La bonificación al gasóleo se mantiene por el momento, aunque el Gobierno sigue considerando esta subida como una medida clave para luchar contra el cambio climático y acceder a fondos comunitarios Next Generation, destinados a la transición ecológica y el crecimiento económico.
Los detalles de la propuesta
La iniciativa del Ejecutivo contempla:
Elevar el impuesto de hidrocarburos en 9,37 céntimos por litro, situándolo en 0,47269 euros por litro (0,40069 euros de tipo general y 0,072 euros de tipo especial), equiparándolo así con la gasolina.
Excepción para el gasóleo profesional (gasóleo B), utilizado por transportistas, taxistas y conductores de vehículos de pasajeros.
Reducción del impuesto en circunstancias especiales: Si el precio del gasóleo supera los 2 euros por litro durante dos meses consecutivos y el precio medio del barril de Brent es mayor en el segundo mes, el tipo general del impuesto podría bajar a 0,35 euros por litro.
Recaudación esperada: Hacienda estima que esta medida generaría entre 1.200 y 1.400 millones de euros anuales.
Impacto en los conductores
A pesar de la caída en la venta de coches diésel —que en 2024 cerró con una cuota del 9,48% en el mercado de vehículos nuevos—, el parque automovilístico español sigue dominado por modelos que funcionan con gasóleo.
Según un estudio de la OCU, la subida de impuestos elevaría el gravamen sobre el diésel de 30,70 céntimos por litro a 40,07 céntimos, sin contar el IVA. Esto implicaría un incremento de 102 euros anuales para un conductor que recorra 15.000 kilómetros al año. En términos prácticos, llenar un depósito de 50 litros costaría 6 euros más.
Un debate recurrente
El fin de la bonificación al diésel es un tema que se ha debatido en varias ocasiones. En 2020, el Ejecutivo tuvo que retirar la medida para aprobar los presupuestos, evitando así una mayor presión fiscal sobre la clase media. En 2022, el Gobierno socialista intentó reactivar la reforma fiscal, pero nuevamente se frenó por falta de consenso.
El 'Libro Blanco del Comité de Expertos para la Reforma del Sistema Tributario' establecía dos propuestas clave:
Igualar la fiscalidad del diésel y la gasolina, eliminando la bonificación actual del gasóleo.
Revisar la fiscalidad de hidrocarburos, con un aumento en los impuestos sobre el gas natural y los carburantes de automoción, permitiendo al Estado recaudar hasta 6.850 millones de euros adicionales.
2025: ¿Un nuevo intento?
Aunque la medida no ha prosperado en 2024, el Gobierno sigue comprometido con su reforma fiscal. La ministra Montero confía en conseguir los apoyos necesarios para su aprobación en abril de 2025.
El debate sobre la fiscalidad del diésel sigue abierto y la incertidumbre persiste. Mientras tanto, los conductores diésel en España pueden disfrutar de un respiro temporal antes de que la subida del impuesto vuelva a estar sobre la mesa.