El próximo año, España espera un hito en la venta de coches eléctricos puros, con una cifra estimada de 69.117 unidades nuevas, según Ganvam, la Asociación Nacional de Vendedores y Reparadores de Vehículos. A pesar de que esta cifra representa un récord en el mercado español, implicando que el parque automovilístico español superaría los 200.000 coches eléctricos puros al final de 2024, hay motivos para el análisis crítico.
La cuota de mercado de los vehículos eléctricos en España ha ido creciendo constantemente, pasando del 0% en 2015 a aproximadamente el 5,5% en 2023 y con una proyección del 7% para 2024. Sin embargo, esta tendencia al alza muestra signos de desaceleración. Mientras que 2023 experimentó un aumento del 70% en las ventas de coches eléctricos, se espera que el crecimiento en 2024 sea del 32,7%, significativamente menor que en años anteriores.
Comparando a España con el resto de Europa, se revela un panorama aún más desafiante. A pesar del crecimiento en la cuota de mercado de coches eléctricos, España sigue estando a la zaga en comparación con otros países europeos. Países como Lituania, Eslovenia, Letonia, Rumanía y Portugal, con economías más pequeñas, ya tienen cuotas de mercado superiores al 7%. De acuerdo con ACEA, la media de ventas de coches eléctricos en Europa se espera que sea del 20% en 2024, lo que pone en perspectiva el retraso de España en esta transición.
Más allá de las ventas, la cuota de penetración del coche eléctrico en el parque automovilístico total de España (25,2 millones de coches en 2022) es aún modesta, rondando el 0,6%. Incluso al incluir los coches híbridos enchufables, el porcentaje solo asciende al 1,2%, según estadísticas de la DGT.
Ante esta situación, la asociación de fabricantes Anfac está considerando presentar un ultimátum al Gobierno español. Wayne Griffiths, presidente de Anfac, ha mantenido reuniones con altos funcionarios gubernamentales para enfatizar la necesidad de mejorar la infraestructura de recarga y simplificar las tramitaciones burocráticas. Anfac busca un compromiso gubernamental para impulsar la transición hacia el vehículo eléctrico y conectarlo, incluyendo la instalación de nuevas infraestructuras y la posibilidad de establecer una gigafactoría en Aragón.
Finalmente, el resultado de estas negociaciones podría influir en la decisión de Griffiths de continuar como presidente de Anfac. Este escenario puede interpretarse como un punto de inflexión para el sector del coche eléctrico en España, poniendo de manifiesto la necesidad urgente de una acción coordinada y decisiva tanto del gobierno como de la industria para no quedarse atrás en la carrera europea hacia la electrificación del transporte.