Aunque la seguridad vial ha aumentado considerablemente en los últimos años como consecuencia de la evolución técnica de los elementos de seguridad activa y pasiva de los vehículos, de una mayor inversión en infraestructuras y también de una tendencia creciente a la concienciación sobre la importancia del mantenimiento preventivo por parte de los conductores, el número de accidentes con víctimas en las carreteras españolas sigue siendo un problema. Según la DGT, el año pasado se produjeron 1.042 accidentes mortales, en los que fallecieron 1.145 personas y 4.008 resultaron heridas graves.
En este sentido, según un reciente estudio, una de las principales causas de siniestralidad en las carreteras es el mal estado del vehículo, que se ha traducido en fallos mecánicos detectados en el 28% de los casos de accidentes con turismos. Esto se debe a que todavía no todos los conductores realizan un mantenimiento adecuado, especialmente cuando sus vehículos son más antiguos, que tienen el doble de riesgo de sufrir un accidente según la DGT. En España, la edad media del parque automovilístico es de 13,9 años.
A la hora de analizar los tipos de averías encontradas en los accidentes urbanos, las más frecuentes están asociadas a problemas en los neumáticos. Después, los defectos en la dirección y los frenos. En el ámbito de los accidentes en vías interurbanas, se observan defectos similares a los encontrados en los accidentes urbanos, destacando los problemas relacionados con los neumáticos, uno de los elementos fundamentales de la seguridad activa de los vehículos.
Los pinchazos y los reventones son las causas más comunes de los problemas relacionados con los neumáticos que provocan accidentes. Por ello, con la llegada del verano, este elemento clave para la seguridad vial merece una especial atención en los talleres, teniendo en cuenta que el intenso calor del asfalto aumenta el desgaste de las gomas y provoca un deterioro más rápido de los neumáticos.