En 2008, cuando se publicó la primera edición del Barómetro del Arval Mobility Observatory, la media de edad de los vehículos españoles era de 8,3 años. Sin embargo, en 2023 esta cifra ha alcanzado un nuevo récord y ya supera los 14 años, según datos de Anfac. Esto supone un incremento del 70% en la edad del parque en los últimos quince años.
Estas cifras, según el operador de renting, serían aún más preocupantes sin la aportación de este segmento del mercado, uno de los motores de la renovación del parque de vehículos, que en 2022 supuso el 26,66% de las matriculaciones totales. Las ventas de turismos y todoterrenos sumaron 813.396 unidades en 2022, donde más de 210.000 correspondieron a compañías de renting.
Mientras, las ventas de automóviles de más de 10 años de edad siguen creciendo. Según datos de Ganvam y Anfac de 2022, la venta de vehículos de segunda mano de más de 10 años de antigüedad superó en un 40% a la venta de vehículos nuevos.
En concreto, se vendieron más de 400.000 vehículos con una edad entre 10 y 15 años (cuyo precio ha crecido un 35% respecto al año anterior, según datos de Ganvam) y más de 727.000 unidades de vehículos con más de 15 años, para sumar más de 1,1 millones de coches con más de diez años.
En total, el mercado del vehículo de ocasión sumó 1.885.000 transacciones en 2022. Por cada vehículo nuevo, se vendieron en España 2,3 vehículos usados, en línea con la previsión de la última edición del Barómetro del Arval Mobility Observatory.
¿Dónde están las causas?
En estos momentos se ha generado una “tormenta perfecta” que dificulta la renovación del parque. El precio de los coches nuevos ha crecido más de un 40% en los últimos cinco años, mientras que la subida del IPC en ese mismo periodo ha sido del 15,3%, según un estudio de la OCU. Aunque esto también ha empujado la subida del precio de los coches de segunda mano, muchas personas no llegan a la tarifa de la tipología, marca o modelo del coche que necesitan y optan por uno de ocasión.
Otros factores clave que favorecen el envejecimiento del parque son la escasez de oferta de vehículo seminuevo y los largos plazos de entrega del vehículo nuevo. Además, la falta de materias primas y chips semiconductores sigue lastrando la producción de los fabricantes; y los problemas de transporte que dificultan su distribución, han hecho que los plazos de entrega de coches nuevos se hayan disparado hasta 152 días, de media, en 2022 (123 días los eléctricos).
Esto ha provocado un embudo a la hora de renovar flotas y, por lo tanto, de abastecer de vehículos seminuevos al sector del vehículo de ocasión. Esta escasez de seminuevos se ha traducido durante todo 2022 en una caída de sus ventas, que en los usados de menos de un año ha sido de un 18,6%, mientras que los coches de entre 1 y 3 años asciende al 20,4%.
Las consecuencias de un parque envejecido
El aumento de edad del parque es directamente proporcional a un incremento de su potencial contaminante y una disminución de la seguridad vial. Desde que se introdujo la Euro 1 en 1992, las sucesivas evoluciones de esta norma (Euro 2 de 1996, Euro 3 de 2000, Euro 4 de 2005, Euro 5 de 2009 y todas las versiones de la Euro 6, a partir de 2014), han ido recortando sustancialmente los niveles permitidos de emisiones contaminantes para los motores de combustión.
Más allá de la sostenibilidad, tener uno de los parques móviles más viejos de Europa afecta negativamente a las cifras de siniestralidad. Según datos de la DGT, en 2022 los accidentes que involucraron a turismos crecieron en un 10% respecto a 2019, el último año con cifras de movilidad similares a las del pasado ejercicio. En 2021, la media de edad de los turismos implicados en accidentes mortales fue de 13 años, según la DGT.
La evolución de los sistemas de seguridad, la disminución de los mantenimientos de los coches de mayor edad, o el menor índice de reparación de los mismos son factores que determinan un mayor riesgo de siniestralidad a medida que nuestro parque móvil amplía su antigüedad, como refleja el Barómetro del Arval Mobility Observatory.