Los ministros comunitarios tenían previsto tomar la decisión sobre el objetivo de emisiones de los automóviles el 7 de marzo. Sin embargo, finalmente, los embajadores de los Veintisiete se han decantado por posponerla a "una reunión posterior del Consejo" y han destacado que volverán a tratar esta cuestión "a su debido tiempo", tal y como ha explicado un portavoz de la presidencia de turno sueca de la institución.
El motivo: los combustibles sintéticos
El pasado junio, cuando los ministros de los Veintisiete debían fijar su posición antes de entrar a negociar con el Parlamento Europeo, la fecha de 2035 había generado una pequeña crisis política en el Gobierno de coalición de Berlín, donde las sensibilidades de ecologistas y liberales difieren.
Finalmente, Alemania aceptó esa fecha, pero -con el apoyo de Italia– consiguió el compromiso de que la Comisión Europea prepararía en 2026 una propuesta para que se puedan matricular aún vehículos con motor de combustión a partir de 2035, siempre que utilicen combustibles sintéticos de cero emisiones contaminantes. Se trata de los combustibles producidos con agua y CO2, con lo que no emiten dióxido de carbono adicional y no tienen huella de carbono.
La Comisión, que se define como "tecnológicamente neutral", no entra en el tipo de motor que deben tener los vehículos, pero el desarrollo actual de la tecnología invita a pensar que el parque móvil estará dominado por vehículos eléctricos o de hidrógeno, desplazando al motor de combustión. Los combustibles sintéticos de cero emisiones "hasta hora no parecen muy realistas porque parecen prohibitivos en términos de costes", dijo entonces el vicepresidente de la Comisión para el Pacto Verde, Frans Timmermans.
¿Alternativas a la electricidad?
Con esa cláusula, el pacto entre las veintisiete capitales salió adelante y el Consejo de la UE alcanzó un acuerdo con el PE, que fue aprobado por el pleno de la Eurocámara el 14 de febrero y ahora debía recibir la luz verde formal de los Estados miembros, un trámite que rara vez plantea problemas. Pero Alemania quiere que Bruselas se comprometa de una manera más explícita sobre la viabilidad de los motores con combustibles sintéticos más allá de 2035.
Además de Alemania, Italia se ha posicionado en contra del texto, pese a que en una votación anterior se había pronunciado a favor, cuestionando que se priorice la electricidad para impulsar los coches y no se consideran otras alternativas que podrían, dicen, lograr el mismo objetivo como los biocombustibles. El texto, no obstante, podría en principio salir adelante con el voto en contra de Italia – así como de Polonia y Bulgaria, que también se oponen– si Alemania votase a favor.