Hasta poco tiempo antes de su fallecimiento, no era extraño encontrarse con una comitiva oficial en la que se podía ver a una anciana conduciendo un vehículo escoltado por la Policía y el servicio secreto británico. La reina Isabel II era una gran aficionada a los coches y a conducirlos desde joven.
En el garaje del palacio de Buckingham, del castillo de Windsor y el resto de sus posesiones reales hay un abundante parque automovilístico en el que abundan los modelos de marcas británicas como Land Rover, Bentley, Jaguar y Rolls Royce, aunque se trata de empresas emblemáticas del Reino Undo que están en manos de multinacionales extranjeras.
Conduciendo junto a Buckingham
A la reina se la ha visto con frecuencia conduciendo un clásico Land Rover y modelos de Jaguar por la campiña y por los alrededores de Buckingham. Esa escena, que dejaba asombrados a los viandantes, ya no se pudo ver más porque la reina aparcó sus vehículos, según publicó el diario The Sunday Times. Sus asesores solo le dejaron conducirlos dentro de sus posesiones, que no son pequeñas precisamente.
La reina siguió los pasos de su marido, el Duque de Edimburgo, que también dejó de conducir en carreteras públicas después de sufrir un accidente en el que dejó a una persona herida. La retirada de las carreteras del veterano matrimonio real reabrió el debate sobre los límites de edad para seguir conduciendo.
Límite de edad para conducir
Lo más curioso del caso es que la reina carecía de permiso de conducir, aunque tenía bula policial para hacerlo. Al margen de esta situación inusual, Isabel II optó por seguir los consejos de su Corte cuando estaban a punto de cumplir 93 años.
En el Reino Unido, así como en España y el resto de países europeos, no hay un límite de edad para conducir, a pesar de que los mayores de 65 años están involucrados en uno de cada tres accidentes y en uno de cada 10 siniestros mortales, según los datos de la DGT.
Estos datos contrastan con la conclusión de un estudio de la Fundación Línea Directa según la cual los mayores de 65 años tienen una tasa de accidentalidad cuatro veces menor que la de los jóvenes menores de 25 años ya que son más prudentes a la hora de conducir.
Los conductores de más de 65 años tienen que pasar el examen médico cada cinco años hasta los 70 y a partir de esa edad, cada dos años. Es el requisito que tienen que cumplir para seguir conduciendo hasta que sus reflejos y su estado físico lo permitan.