Con ello en mente, la UE ha trazado un plan de acción de varias fases que, de momento, finaliza en 2026. La última fase de actuación ya está en marcha desde el 6 julio de 2022 e incluye la obligación de que todos los coches de nueva homologación incorporen ocho nuevos sistemas ADAS, sistemas avanzados de ayuda al conductor.Y es que la influencia humana está detrás del 90% de los siniestros con víctimas
Pero es importante precisar: por ahora, solo se exigirán a los turismos que se homologuen a partir de ahora. Es decir, si ya están a la venta o todavía no han llegado al mercado, pero ya han sido homologados, no se les podrán exigir hasta julio de 2024. Por supuesto, no se obligará a instalar estas ayudas electrónicas en automóviles ya en circulación.
La UE espera que ayuden a evitar 25.000 muertes y más de 140.000 heridos graves hasta 2040. Y se prevé hacer una valoración de sus resultados cada cinco años. Además, las mejoras llegarán también a las furgonetas y camiones, aunque a partir de 2028.
Los 8 ADAS ya obligatorios
Muchos coches ya tienen varios de estos dispositivos y, en cualquier
caso, deben tener un funcionamiento sencillo y sus advertencias ser
claras para personas mayores o con discapacidad ¿Cuáles son estos sistemas?
Asistente inteligente de velocidad (ISA, por sus siglas en inglés)
Basta una cámara colocada en el frontal, mejor si se combina con la información del GPS, para que el automóvil sepa a qué velocidad tenemos que ir en cada tramo. Así que lo que hará este dispositivo es adaptar de forma continua nuestro ritmo al de las señales, usando para ello el control de crucero.
Aunque se permitirá que el usuario lo pueda desactivar si actúa erróneamente o necesita acelerar de forma urgente, en cuyo caso habrá que pisar con violencia el pedal para romper esa resistencia. Se trata de una evolución de los primeros limitadores de velocidad en los que el dispositivo únicamente evita que nos pasemos de la velocidad máxima, pero no la adapta de forma inteligente y continua.
Cámara trasera con detección de tráfico cruzado
Quien ya tenga un vehículo con cámara trasera ya habrá visto que, si es útil a la hora de aparcar sin darle un rasponazo al coche, lo es mucho más cuando se trata de salir marcha atrás de una zona con poca visibilidad, como un aparcamiento en batería: el gran angular que llevan nos muestra muchas cosas ocultas.
Lo que quiere Bruselas es que, además de mostrar imágenes, el software rastree los laterales buscando otros vehículos, ciclistas o peatones con los que podemos colisionar. En la pantalla, una señal de peligro nos avisará desde qué lado llega y, en caso de que no frenemos, el coche lo hará por sí solo.
Detector de fatiga y somnolencia
Lo aconsejable es hacer una parada cada dos horas o 200 km de recorrido, factores que se controlan de forma muy simple. Pero también siempre que empecemos a notar que estamos cansados. Basta un simple control de nuestro manoteo sobre el volante para que el coche intuya que llevamos demasiado tiempo conduciendo, pues cometemos imprecisiones de forma continua y corregimos con brusquedad.
En una primera fase, el dispositivo nos advertirá de que estamos fatigados o somnolientos y, en una evolución posterior, será capaz de avisar de una distracción. Para ello, necesitará de cámaras de reconocimiento facial que, por la protección de datos, no podrán almacenar las imágenes.
Frenada de emergencia
Ya exigido por EuroNCAP para lograr la máxima valoración en sus pruebas, logra que el automóvil se detenga, o frene al máximo, ante un posible choque con otro vehículo parado o en movimiento. En una segunda fase (coches matriculados desde 2026), deberá reconocer a peatones y ciclistas. Además, en las detenciones muy bruscas, se activarán los intermitentes de emergencia.
Este tipo de elementos nacieron para evitar colisiones por alcance y atropellos en ciudad, pero ya los hay que son eficaces a velocidades muy altas. Su interés también responde a que muchos usuarios, en una emergencia, o no frenan con la fuerza necesaria o dejan de hacerlo antes de tiempo.
Alerta de cambio involuntario de carril
El automóvil lee a través de una cámara la señalización de la carretera y si nos salimos del carril sin activar el intermitente, entiende que nos estamos despistando. Y avisará de ello (de forma sonora, visual o mediante vibraciones en volante o asiento).
En sus versiones más avanzadas, estos dispositivos intervienen sobre el volante para corregir la trayectoria y puede tomar el control total si el conductor ha sufrido una indisposición o no responde. Pero como pueden fallar o no leer bien la carretera, se permitirá su desconexión. De hecho, en algunos coches actuales su actuación es muy intrusiva y violenta.
Sistema que impide arrancar el coche si se ha bebido (conocido como 'Alcolock')
Desde hace ya bastantes años, en el mercado de accesorios se pueden comprar aparatos que impiden arrancar el vehículo si se ha bebido más de la cuenta. Incluso algunas marcas como Volvo lo han promocionado. Pero lo que la UE obliga a llevar en los automóviles no es ese aparato, sino la interfaz que permita instalarlo y que cumpla su función.
El alcohol está detrás del 25% de las muertes en accidente que se producen cada año en la UE. En España, estos dispositivos sí deberán ser instalados en los vehículos de transporte de pasajeros desde julio, tal y como recoge la reforma de la Ley de Tráfico que entra en vigor el 21 de marzo.
Caja negra (al estilo de la de los aviones)
En el argot técnico, es conocida como EDR (por Event Data Recorder). Registrará un gran número de parámetros antes, durante y después de un siniestro. Pero esa información se usará solo para un mayor conocimiento científico. Por eso, los datos siempre serán anónimos, sin poder identificar siquiera la matrícula del vehículo. Tampoco podrá ser desactivado por parte del usuario.
En ningún momento se plantea que pueda servir para poner multas a posteriori (por ejemplo, de un exceso de velocidad) o ceder sus datos a terceros como las aseguradoras. Aunque esto haría que los conductores más respetuosos con las normas tuvieran mejores pólizas.
Avisador de no uso del cinturón en las plazas traseras
Desde 2004, los automóviles deben llevar un avisador de que no se están usando los cinturones de las plazas delanteras, cuando estas van ocupadas. Ahora se hace obligatoria la vigilancia de las plazas traseras. Pasados unos metros o superada cierta velocidad, un pitido nos avisará (hasta hacerse casi insoportable) de que hay infractores a bordo. Si son adultos, la multa (200 euros) la pagarán ellos. Si son menores, el conductor. Aunque eso lo de menos.
En una colisión frontal a sólo 60 km/h, un ocupante trasero sin cinturón sale disparado contra los de delante como si pesara 56 veces más: es decir, que una persona de 75 kilos es proyectada como si pasara de las cuatro toneladas. Lo mismo que un elefante.