Todo para reducir los riesgos en carretera, algo de lo que cada vez más automovilistas son conscientes, por lo que no eluden las revisiones de los frenos periódicas en el taller ¿Podemos hacer estas operaciones más rentables?
Para dar repuesta a esta pregunta, BG Products, partner de Asboc, ha dedicado un nuevo post en su blog con algunos consejos dirigidos a los profesionales del taller…
Los frenos, el cliente y el taller
Según recuerda el artículo, un reciente estudio de Gipa señala que el 61% de los conductores ha cambiado o revisado los frenos en los últimos 12 meses, frente al 58% que lo hacía en 2019. Algo que contrasta con otro estudio, realizado por la patronal de talleres Cetraa, que apunta que el 24% de los turismos de hasta cinco años que visita el taller lo hace con los frenos “muy desgastados”. Un porcentaje que ascendía al 20% en 2019.
Asimismo, en los turismos de más de 10 años, el 76% llega al taller con unos frenos muy desgastados, frente al 71% que lo hacía en 2019.
En cambio, en el caso de las unidades de entre seis y 10 años ese porcentaje sí se ha reducido en tres años al pasar del 61% en 2019 al 45% en 2022.
Las revisiones de los frenos en el taller
Siempre es un buen momento para recomendar en el taller revisiones de los frenos. Sin embargo, si hay una ocasión especialmente buena esa es en primavera ¿Por qué? Durante el invierno, el automóvil y sus componentes se someten a esfuerzos extremos por las bajas temperaturas y, en amplias zonas de nuestra geografía, también la nieve, el hielo, la lluvia, o la sal de la carretera.
¿Y qué deben incluir una las revisiones de los frenos profesionales? Si no se escuchan ruidos sospechosos ni hay vibraciones que impulsen a acudir al taller, conviene recomendar una revisión del sistema cada 15.000/20.000 km (habitualmente coincidirá con la revisión anual) para evitar riesgos.
1.- Revisiones de los frenos: pastillas. Las pastillas están en buen estado hasta que alcanzan su espesor mínimo, es decir, el espesor por debajo del cual no funcionan correctamente. Las pastillas de freno normalmente incluyen un indicador de desgaste que señala cuándo reemplazarlas. Dependiendo del tipo de sistema de frenos, es posible que tenga un indicador de desgaste eléctrico o acústico.
2.- Revisiones de los frenos: discos. También los discos de freno deben reemplazarse cuando alcanzan su espesor mínimo. Deben realizarse mediciones con un calibre en al menos 4 puntos diferentes del disco y el valor más bajo se utiliza como referencia. Este valor debe compararse con el número grabado en el disco e indicado como “MIN TH”. Si la medida tomada muestra valores por debajo de MIN TH, el disco debe sustituirse. Lo más importante es que los discos se reemplacen por pares (mismo eje), incluso si solo uno está por debajo del nivel mínimo de desgaste.
3.- Revisiones de los frenos: líquido. El líquido de frenos es imprescindible para que el sistema esté bien lubricado. Su presencia asegura una distancia de frenado correcta y protege de cualquier peligro. Por el contrario, si el nivel es bajo y o el líquido se ha agotado, podría generarse el temido bloqueo por vapor (vapor lock), es decir, un peligroso sobrecalentamiento del sistema, con la consiguiente imposibilidad de frenar en la distancia correcta, con graves consecuencias para los ocupantes, los demás automóviles y los peatones.
4.- Revisiones de los frenos: pinzas. Las pinzas, a diferencia del resto de componentes del sistema de frenos, no se dañan ni se rompen por fricción, sino por desgaste normal o causas imprevistas. En condiciones meteorológicas extremas, la vida útil de las pinzas se reduce: la nieve, las heladas, la sal o agentes químicos actúan negativamente sobre ellas.
Otros elementos del sistema a revisar son los rodamientos y cubo de rueda (holguras, daños…), tuercas, roscas del perno de la rueda, tubo flexible del freno…