Desde que en 2019, la UE anunció su intención de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte por carretera en un 90% para 2050 (en comparación con 1990), cada país ha puesto en marcha planes estratégicos para construir una infraestructura de recarga eficiente para los vehículos eléctricos.
Iniciativas independientes pero que buscan objetivos comunes como lograr en 2030 una infraestructura de carga suficiente para coches y camiones cada 60 km en cada dirección a lo largo de la Red Transeuropea de Transporte (RTE-T).
Un proyecto en el que España, de momento, aporta más bien poco. Y es que nuestro país es uno de los países de Europa con menos infraestructura de carga para coches eléctricos. Según el informe ‘Making the transition to zero-emission mobility’, elaborado por la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (Acea), a mediados del año pasado apenas contábamos con un 3,3% de los puntos de recarga que hay repartidos en todo el continente. A lo largo 2021 la tendencia se mejoró ligeramente (+3,5 puntos), pero con puntos de recarga lenta, que han crecido en mayor medida que los rápidos.
No es de extrañar con esta infraestructura de carga el usuario no se plantee todavía la compra de un vehículo eléctrico en nuestro país. Según el Barómetro de Electromovilidad, desarrollado por Anfac, la cuota de vehículos eléctricos crece más despacio de lo esperado en comparación con otros países de nuestro continente. En 2021 lo hizo en apenas 14,3 puntos respecto a 2020, cifra que se sitúa lejos de la media europea de 39,7 puntos.
Cambio de tendencia
No obstante, según el estudio de Juice Technology, las matriculaciones de vehículos electrificados (eléctricos puros e híbridos enchufables) superarán a las de coches diésel y gasolina en el primer semestre de 2023. Pero el gran cambio será en 2025, cuando los vehículos eléctricos estarán ya presentes en prácticamente todos los segmentos y clases de vehículos.
Un cambio de tendencia posible gracias a la reducción del precio de estos, al crecimiento de su autonomía y a la reducción de los tiempos de carga. Cuando todos estos aspectos converjan, los coches eléctricos dominarán también en los segmentos medio y pequeño de gran volumen.
Los híbridos enchufables
Con una autonomía cada vez mayor, una red de recarga cada vez más desarrollada y precios cada vez más competitivos, el mercado se irá inclinando hacia los vehículos eléctricos puros en 2024. En cambio, el éxito de los híbridos enchufables será limitado en el tiempo.
Incluso la multinacional se atreve a decir que el fin de esta categoría ya es incluso previsible, al menos en Europa. Será debido a la exención de beneficios fiscales y de utilización. Unos privilegios que desaparecerán por el poco uso eléctrico que se hace de estos coches, según reflejan las estadísticas de recarga de los PHEV.
Tanto es así que ya se está debatiendo a nivel europeo la posibilidad de vincular los privilegios y las exenciones fiscales a la cuota real de uso de la conducción libre de emisiones en estos coches.
Operadoras de recarga
Por otra parte, Europa probablemente experimentará en los próximos años un panorama similar al de los operadores móviles en las conexiones de carga rápida. Según Juice Technology, pronto surgirán entre 3 y 5 redes en todo el continente, que competirán por la fidelidad de los clientes a largo plazo, de forma similar a los operadores de telefonía actuales.
Paralelamente, la carga en casa o en el trabajo con corriente alterna será una alternativa cada vez más barata para los usuarios, ya que las tarifas de carga variable serán cada vez más comunes de aquí a 2025, lo que abaratará la recarga en la red. Esto tendrá no sólo ventajas económicas, sino también ecológicas.
La carga de 11 kW, la más usada
Para la carga de corriente alterna, el cargador trifásico de 11 kW se está convirtiendo en la solución más común en Europa por distintas razones: es de tamaño reducido para transportar en el coche, es fácil de instalar y es suficiente para cargar completamente las baterías con 80 kWh o más durante una noche. Además, para instalaciones en garajes privados, comunitarios o públicos, esta potencia es la que ofrece la mejor relación entre coste y beneficio.
Mientras, en corriente continua, la conexión CCS con una potencia de carga de hasta 350 kW es el estándar en las rutas de larga distancia. Las instalaciones de 50 a 100 KW se utilizan en aparcamientos públicos, etc., en ciudades o puntos de interés. Con la aparición de los vehículos autónomos y semiautónomos, que en el futuro se conducirán por sí mismos para cargar (aparcar, lavar, ir al taller, etc.), se puede esperar la llegada de puntos de carga totalmente automatizados a partir de 2025.