En paralelo, los precios de los carburantes para automoción (diésel y gasolina) también han sufrido fuertes incrementos, que los han llevado a máximos históricos, con la gasolina de 95 rozando los 2 euros por litro y el diésel superando los 1,7 euros/litro.
Estos incrementos del coste de la energía elevan notablemente el coste de uso de un vehículo y se han visto claramente reflejados en la intención de compra de un automóvil. Según El Observatorio Cetelem, un tercio (32,2%) de los españoles que tuvieran intención de comprar un coche de combustión paralizarían la compra hasta que la situación mejore y los precios del combustible bajasen.
Un porcentaje aún mayor (un 43,3%) optaría cambiar la compra de un coche de combustión por la de uno eléctrico o híbrido enchufable. Solo uno de cada cinco encuestados (19,7%) asegura que seguiría adelante con la compra de un modelo de combustión a pesar de la situación actual. Y un escaso 4,4% se decantaría por el carsharing para afrontar los actuales precios del diésel y la gasolina.
El aumento de precio de la electricidad ha calado aún más en los consumidores, que temen que se desvanezca una de las grandes ventajas económicas del coche eléctrico: su inferior coste energético frente a un modelo de combustión por la diferencia de precio entre la electricidad, el diésel y la gasolina.
De esta forma, casi la mitad de los encuestados (un 46,3%) decidirían paralizar la compra de un coche eléctrico hasta que la situación mejorase. Solo uno de cada cuatro (25,8%) seguiría adelante con su decisión de compra, mientras que uno de cada cinco (20,9%) cambiaría de idea y se decantaría por un modelo de combustión. No adquirir un coche y disfrutar del carsharing sería la mejor opción para un 6,6% de los encuestados.