Para elaborar este informe, se partía del hecho de que España se está planteando una rebaja de la edad legal para conducir, e incluso crear un permiso específico B1, que afectaría a 974.000 jóvenes de 16 y 17 años. Si estos nuevos conductores hicieran 100 kilómetros al mes, "serían en conjunto más de 600 millones de kilómetros adicionales recorridos por los vehículos, o lo que es lo mismo, un impacto económico de 180 millones de euros derivados de esa movilidad y, por tanto, más desgaste mecánico", explica la compañía.
La consultora, además, observa una oportunidad para la venta de vehículos nuevos o usados entre estos jóvenes, pues, si bien su población activa ronda solamente el 5% y el desempleo afecta a un 40%, aún hay cerca de 40.000 jóvenes que están trabajando y que podrían plantearse a esas edades hacerse con un coche.
"Para ello, es clave la subida del salario mínimo interprofesional, ahora en 950 euros y en propuesta 1.000 euros, cuando a principios de este siglo apenas superaba los 450 euros. Si a ello le sumamos que los españoles se emancipan con casi 30 años, es más de una década con escasas cargas financieras", señalan.
Más coches que licencias
Solera va más allá y sostiene que permitir conducir a jóvenes de 16 y 17 años, como sucede en Estados Unidos, podría ser una de las medidas encaminadas a generar más cantera de conductores en España, dado que, por cada vehículo, hay 0,78 licencias de conducir actualmente.
"La crisis económica ha sido especialmente la gran responsable de esta caída de conductores. Los datos de la DGT muestran que si entre el 2000 y el 2010 se expedían casi 700.000 licencias anualmente en promedio, en la década de 2011 a 2020 esta cifra ha caído hasta las 486.000", apuntan.
Para ilustrar esta tendencia recuerdan que, en 2020, el número de carnés de conducir en España sufrió un retroceso del 0,4%. Y recalcan que en toda la serie histórica desde 1990, solo ha habido dos años en que el número de conductores en nuestro país decreciera respecto al año anterior.
En opinión de Solera, "hay que atraer de nuevo a los jóvenes al volante, facilitarles su llegada al coche, que no necesariamente es vía compra, pero sí podemos pensar en fórmulas por uso más orientadas a servicio que pueden ser atractivas para sus necesidades de movilidad. Esto implica, además, más kilometraje del parque y, por tanto, más facturación al sector del taller, ya que la posventa es movimiento. Solo si el coche se mueve, se factura".