Con la llegada de la pandemia y los cierres en las fábricas de
automóviles, la venta de este tipo de material se desvió hacia otras
industrias como las de elementos que mayor auge registraron por el
confinamiento. "Mucha gente, empresas, hogares, han invertido en poder
trabajar desde casa y en poder tener un entretenimiento en casa, y eso
ha dado lugar a la compra de ordenadores, tablets…", explica el
economista jefe para España de BBVA Research, Miguel Cardoso.
Además
eso se ha añadido un cúmulo de factores que ha terminado provocando un
cuello de botella que los analistas no ven posible resolver a corto
plazo. Entre los imprevistos que han agravado la crisis está el incendio
en una de las pocas fábricas de microchips de última generación que
existen en el mundo. También se produjeron algunas paradas de producción
de algunos fabricantes motivadas por la climatología en Asia y el
bloqueo que afectó al canal de Suez terminó de empeorar la situación.
Uno de los mayores fabricantes de microchips del mundo, Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. (TSCM), ha alertado de que la escasez de chips para el mercado del automóvil y los electrodomésticos podría extenderse hasta 2022, lo que le ha llevado a anular sus previsiones de crecimiento para este año.
Impacto en la automoción
La escasez de los semiconductores afecta especialmente a los circuitos integrados. Y dentro de estos últimos, tienen una especial incidencia en los microcontroladores y los circuitos integrados para aplicaciones específicas.
Así, el principal impacto de la crisis de los microchips ha recaído en el sector de la automoción. Los grandes constructores de automóviles han tenido que activar paros parciales o totales en las líneas de producción de las fábricas ante la falta de componentes.
De hecho, la industria de automoción española y mundial afronta una semana complicada por la falta de suministro de microchips. Entre las factorías más afectadas se encuentran las de Seat, Volkswagen y Mercedes, que tendrán que aplicar varios días de parón total o parcial y enviar a casa a sus trabajadores con medidas de flexibilidad interna.
El caso de España
Seat ha anunciado la cancelación de la producción a dos turnos del Audi A1 en la línea 3 de Martorell durante tres días, después de sufrir problemas el miércoles, jueves y viernes de la semana anterior. Fuentes de la empresa han indicad que no se pueden descartar ajustes adicionales en Martorell, que fabricará a medio gas los próximos miércoles y jueves porque son jornadas festivas en el calendario laboral
Volkswagen Navarra parará la producción unos días debido a la falta de semiconductores, a lo que se unirá el cierre programado de la fábrica el 25. En las campas tiene unos 5.000 coches incompletos (3.000 del modelo T-Cross y 2.000 del Polo). La previsión que maneja es que esta misma semana pueda dar salida de las campas a 1.500 unidades del Polo.
Además, hasta el viernes 25 de junio la planta de Mercedes-Benz en Vitoria parará tres turnos de producción. Pero ante la "alta incertidumbre" esperará hasta el jueves 24 para confirmar si el lunes 28 podrá volver a la normalidad. No es la primera vez que la falta de suministros afecta a su actividad, ya que el 25 de mayo se vio perjudicada por falta de cables.
Por su parte, la planta de Ford en Almussafes ha vuelto desde el pasado miércoles a la producción, tras siete días de parón en la fabricación de vehículos y nueve en la de motores por el expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) que tenían por la falta de semiconductores.
Por lo que respecta al Grupo Stellantis (Citroën, Peugeot, Opel, DS, Fiat, Alfa Romeo, Jeep) ya aplicó a primeros de junio suspensiones en la producción en su planta de Vigo, que acumula un centenar de ellas desde que comenzó el año; y en Zaragoza ha pactado 50 jornadas (hasta el 31 de diciembre) del ERTE.
Mientras, Renault tiene en marcha desde el pasado 16 de abril un ERTE que estará vigente hasta el 30 de septiembre de este año en sus instalaciones de Valladolid y Palencia por el desabastecimiento de semiconductores.
Efectos en otros países
A nivel global, Hyundai anunció a mediados de junio la suspensión, durante tres semanas alternas, de las operaciones de su fábrica estadounidense en Alabama por la escasez de éstos, una inactividad que también va a aprovechar para realizar labores de mantenimiento. Hyundai, que tiene diez plantas fuera de Corea del Sur (cuatro en China, una en Estados Unidos, República Checa, Turquía, Rusia, India y Brasil) y siete en la península coreana, ya ha tenido que parar alguna de ellas por el citado problema.
Volkswagen y Daimler también han comunicado la aplicación de un ERTE por la escasez de chips. En el caso de Volkswagen va a afectar a la fabricación en la planta alemana de Wolfsburgo de los modelos Tiguan, Touran y Tarraco, a los que hay sumar el Golf, que tiene afectados por un ERTE dos turnos de producción. Por su parte, Daimler aplicará el ERTE en las factorías de Mercedes-Benz de Rasttat (Baden-Wurtemberg) y Bremen.
A nivel mundial, Ford, General Motors, Volkswagen, Toyota y Nissan anunciaron en marzo que disminuirían su producción y apuntan a pérdidas más de 60.000 millones de dólares en la industria este año. Según la firma de análisis IHS Markit, las ventas de 1,3 millones de vehículos podrían verse comprometidas.
Camiones para enero ¿y recambios?
Según fuentes de la patronal Ganvam, el de los camiones y vehículos industriales es uno de los segmentos que más está notando la crisis de los microchips. "Hay mucho retraso en la entrega de caminos y la demanda se está desplazando al mercado de ocasión, con el consiguiente aumento del precio", explican. "Si ahora encargas un camión, no te lo dan hasta enero", añaden.
Entre los fabricantes de componentes para el automóvil reconocen asimismo estar viéndose afectados por la falta de semiconductores, especialmente en aquellos productos que incorporan circuitos integrados. "Tenemos que estar trabajando día y noche con nuestros clientes y proveedores para intentar garantizar el máximo suministro posible", apuntan desde otra de las marcas líderes en este segmento.
Desde la patronal de bienes del sector eléctrico, Afbel, también han alertado del aumento del precio en componentes electrónicos que ha elevado sus propios costes entre un 5 y un 15%. "Todas las semanas nos llama algún proveedor con problemas de algún componente clave", indica, especialmente cuando coinciden que son chips compartidos con videoconsolas y móviles "se han disparado los precios".