Entre las nuevas medidas que llegarán, la UE baraja tres opciones. Una de ellas es una pequeña revisión de la actual Euro 6; la segunda revisaría de una manera más profunda la Euro 6, con unos límites para las emisiones de gases contaminantes más estrictos; por último, la más polémica de todas, prevé un monitoreo de las emisiones del vehículo a lo largo de toda su vida útil (a través del OBD) para controlar en todo momento que las emisiones son las que declara el fabricante.
Ahora, también se ha podido conocer qué clase de medidas les esperan a los motores térmicos, tanto actuales como los que estén por llegar. Por ejemplo, para 2030 todos los coches impulsados por motores tradicionales tendrán que declarar una emisiones, según el protocolo WLTP, de 47,5 g/km como máximo. Como ya hemos visto en la Euro 6, cualquier marca cuyo modelo se pase de emisiones, se enfrentará a grandes sanciones.
También se planteará un nuevo límite de emisiones de monóxido de carbono, aunque no se ha especificado dónde se situará el límite. Actualmente, está entre los 500 y los 1.000 mg/km. Según llegue la fecha en la que se presentarán las medidas al Parlamento Europeo que, como hemos mencionado anteriormente será a finales de 2021, iremos conociendo más detalles.
Ampliar la infraestructura de carga
Pese a que la industria del automóvil europea ha asegurado que puede cumplir con los objetivos de emisiones planteados para la Euro 7, también piden que las medidas estén vinculadas a compromisos por parte de todos los estados miembros para ampliar la infraestructura de carga para los vehículos electrificados.
De esta forma, la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) ha pedido que la próxima revisión del Reglamento de CO2 para turismos y furgonetas se base en objetivos estrictos de despliegue de infraestructura en toda la UE, establecidos como parte de la revisión de la Ley de Infraestructura de Combustibles Alternativos (AFID).
"Casi uno de cada 10 automóviles matriculados en la UE se cargó eléctricamente en 2020", ha explicado Oliver Zipse, presidente de ACEA. "Pero esta tendencia sólo puede mantenerse si los gobiernos empiezan a hacer inversiones equivalentes en infraestructura. Es por eso que cualquier nuevo objetivo de emisiones debe estar condicionado a un aumento de infraestructura", ha sentenciado.