Ahora, es Seat el que está probando la aplicación de material elaborado a partir de cáscara de arroz en revestimientos del modelo León. “Estamos siempre trabajando en la búsqueda de nuevos materiales para mejorar nuestros productos y, en este sentido, la cáscara de arroz nos permite trabajar en la reducción de plásticos y material derivado del petróleo”, comenta Joan Colet, ingeniero de desarrollo de acabados de interiores en el fabricante de vehículos.
Los ensayos consisten en modelar algunas partes del coche, como el portón trasero, el doble piso de carga del maletero o el revestimiento del techo con cáscara de arroz mezclada con poliuretanos y polipropilenos.
A simple vista no se diferencian en nada con las fabricadas con tecnología convencional, pero pesan mucho menos. “Las piezas son más ligeras, con lo que disminuimos el peso del coche, reduciendo así la huella de carbono”, según Colet, y añade que “además estamos utilizando un material renovable, promoviendo la economía circular y haciendo un producto más verde”.
Pruebas exigentes
Actualmente se están analizando los revestimientos para saber qué cantidad de cáscara es posible utilizar para que se cumplan al 100% los requerimientos técnicos y de calidad. Por ejemplo, el doble piso de carga del maletero pasa por pruebas de carga en las que debe soportar hasta 100 kilos de peso concentrados en un mismo punto para comprobar su rigidez y fuerza.
También pruebas térmicas, que se realizan en la cámara climática, para analizar su resistencia al calor, el frío y la humedad. “Las exigencias técnicas y de calidad que pedimos a la pieza no cambian respecto a lo que hoy tenemos. En la medida que los prototipos que estamos haciendo cumplan esos requerimientos, estaremos más cerca de la introducción en serie”, explica el ingeniero.
En un proyecto piloto de innovación basado en la economía circular, el fabricante español investiga el uso de Oryzite en sustitución de productos plásticos, con el objetivo de reducir la huella de carbono. Cada año se cosechan más de 700 millones de toneladas de arroz al año en el mundo. El 20% es cáscara de arroz, unos 140 millones de toneladas que en su gran mayoría se desechaban.
“En la Cámara Arrocera del Montsià, con una producción de 60.000 toneladas de arroz al año, buscamos una alternativa para aprovechar toda la cantidad de cáscara que se quemaba, unas 12.000 toneladas, y la convertimos en Oryzite, un material que, mezclado con otros compuestos termoplásticos y termoestables, puede modelarse”, explica Iban Ganduxé, CEO de Oryzite.
Según Stefan Ilijevic, responsable de Innovación de Seat, “la investigación es la vía para conseguir un futuro sostenible. Solo a través de la inversión en innovación seremos capaces de impulsar nuevos proyectos y materiales que disminuyan el uso de plásticos en el planeta y que contribuyan al cuidado global del medioambiente”.