De esta forma, el parón de la actividad registrado a partir del 14 de marzo terminó de lastrar el resultado trimestral de las redes, que ya había perdido fuelle antes del decreto del estado de alarma debido al menor dinamismo del mercado.
Las matriculaciones, de hecho, comenzaron el ejercicio con la misma tónica con la que acabaron 2019 y registraron caídas del 7,6% en enero y del 6% en febrero, acumulando un descenso del 30% en el trimestre, tras el desplome de casi el 70% de marzo.
La posventa aporta el 56,5% de la rentabilidad
Como consecuencia, al hacer un análisis por áreas de actividad, el parón comercial redujo al 82,3% la aportación del área de ventas a la facturación global de los concesionarios —1,7 puntos menos— siendo el departamento de vehículo de ocasión el que registró mejor comportamiento.
De hecho, en los tres primeros meses del año se vendieron 2,2 vehículos usados por cada nuevo. La posventa, por su parte ganó peso respecto al ejercicio anterior al aportar a la facturación un 17,7%, en comparación con el 16% del mismo periodo de 2019.
Por otra parte, las ventas de vehículos aportaron el 43,5% de la rentabilidad al concesionario en el primer trimestre, lo que supone ceder 4,2 puntos porcentuales con respecto al mismo periodo del año pasado (49%).
El terreno perdido lo ocupó la posventa, cuya contribución al resultado del concesionario fue del 56,5% hasta marzo, frente al 51% del primer trimestre de 2019, principalmente por la mejora del departamento de recambios.
En este sentido, mientras que el departamento de ventas tuvo que echar el cierre por completo como consecuencia del estado de alarma, el de posventa mantuvo servicios mínimos para poder garantizar la asistencia a vehículos esenciales. De ahí, que la rentabilidad del área de carrocería cayera casi seis puntos hasta situarse en el 9,9%, frente a la leve subida (0,7 puntos) registrada en la de mecánica, que alcanzó el 11,9%.