A pesar de que el kilometraje medio anual de un turismo en España está sobre los 10.000 kilómetros, durante mucho tiempo el diésel resistió como la opción mayoritaria en la compra de coches nuevos y eso se nota en el parque actual ¿Qué ha influido entonces para el desplome de sus ventas? No es fácil valorar qué ha influido más en este cambio de hábitos en los compradores españoles. Pero no se puede obviar el papel que ha jugado la incertidumbre en que cada vez se vendan menos diésel.
Debería preocupar el hecho de que, potenciales compradores de coches nuevos, estén retrasando su decisión de compra ante el temor a las medidas que se puedan tomar en el futuro. Debería preocupar por las consecuencias que puede tener para el sector del automóvil y por ende para la economía del país y también porque eso significaría que están manteniéndose en circulación coches más antiguos.
Los particulares dan la espalda al diésel
A la espera de que se se conozcan en unos días los datos definitivos, ya se pueden ir extrayendo algunas conclusiones de las cifras de matriculación de diésel en los primeros once meses de 2019. El diésel ha seguido retrocediendo y actualmente representa algo más de una cuarta parte de las matriculaciones en España. Si en 2018 el año cerraba con el diésel en una cuota del 36,1% (cifras de Anfac), entre enero y noviembre de 2019 esa cuota ha caído hasta el 27,8%.Mientras tanto, el mercado, también retrocede. La caída de las matriculaciones en estos primeros once meses ha sido del 5,7% interanual, siendo el canal de particulares el que más ha caído, retrocediendo un 12%. Y tal y como publica Diario Motor, citando datos de EstadisticaCoches.com, el canal de particulares es también el que más está acusando la caída de las ventas de diésel. La cuota del diésel entre particulares es ya del 21,46%. Algo más de uno de cada cinco coches nuevos vendidos a particulares son diésel, cuando en empresas el diésel representa una de cada tres matriculaciones.
La parálisis política aumenta la incertidumbre
La falta de definición de las medidas que modificarán el marco legislativo y afectarán al diésel no hace otra cosa que redundar en un aumento de la incertidumbre. A la espera de la investidura de un nuevo Gobierno, de prosperar la investidura de Pedro Sánchez, en 2020 se llevarían a cabo las medidas propuestas en los últimos meses.La primera que afectaría al diésel, que esperábamos se aprobara este año, y aún sigue en el aire, es la subida de impuestos al gasóleo. El plan inicial pasa por una subida progresiva, alrededor de 3,8 céntimos de euro por litro repostado el primer año y hasta llegar a los 9,55 céntimos de euro por litro repostado en el plazo de tres o cuatro años. Es evidente que esta subida, que pretende equiparar los impuestos de gasóleo y gasolina, reducirá la competitividad del diésel.
Por otro lado, una segunda medida que afectaría al diésel, pero también a la gasolina estaría en la nueva Ley de Cambio Climático y Transición Energética en la que todos los municipios españoles con más de 50.000 habitantes tendrán que establecer áreas de bajas emisiones como las que ya tienen en marcha ciudades como Madrid o Barcelona.