Los talleres, sobre todo los especializados en electromecánica, están acostumbrados a emplear herramientas y sustituir componentes eléctricos, cuya unidad de medida de la intensidad de la corriente es el amperio.
El modo de establecer esta medida ha ido variando con el tiempo, y, hasta este último cambio, era el resultado de la corriente generada entre dos conductores rectos paralelos de longitud infinita colocados a un metro de distancia en el vacío. Desde ahora, se definirá por la carga eléctrica elemental, el electrón (e= 1,602 176 634 × 10−19 A s).
Por lo que respecta al kilogramo, existía un referente universal, "Le Grande K", un pequeño cilindro de platino e iridio que se guardaba en el sótano de la Oficina Internacional de Pesos y Medidas, en el barrio parisino de Sèvres (Francia) protegido por tres campanas de cristal en una caja fuerte.
Según los científicos, desde su creación en 1899 ha perdido 50 microgramos, de modo que no es inmutable. Por ello, se ha establecido que su valor se determinará por la constante de Planck, un valor de la física cuántica que vincula la energía del fotón con su frecuencia.
En concreto, la variación en el kilogramo va a ser de 0,00000001 y en el las otras tres unidades de medida va a ser una variación similar.
De este modo, el cambio no se apreciará a nivel cotidiano, pero sí en situaciones de mayor precisión científica, ya que lo que ha variado es el procedimiento para establecer la medida, más que la medida en sí misma. De este modo, tanto las básculas como los aparatos de medición eléctrica seguirán siendo perfectamente válidos.