Esta medida, que se suma a la del eCall, en vigor en la UE desde el 1 de abril de 2018, está enfocada a mejorar la seguridad vial, sobre todo en situaciones a bajas velocidades (hasta 60 km/h). Según datos de la Comisión Económica de Naciones Unidas para Europa (UNECE), este sistema, presente en todos los vehículos, podría salvar más de 1.000 vidas cada año en la UE. Varios estudios realizados en Europa, Australia y Nueva Zelanda indican que el uso de este sistema puede reducir el 38% de los choques traseros por alcance.
El borrador deberá ser aprobado en el Foro Mundial para la Armonización de los Reglamentos de Vehículos para que su entrada en vigor se produzca en 2022. Según Jean Rodríguez, portavoz de la UNECE, la UE y Japón han anunciado con antelación que aplicarán el reglamento tan pronto como esté vigente. En este caso, y siguiendo las cifras de ventas de 2017 para la UE y de 2018 para Japón, esta medida afectará a 15 millones de vehículos en el Viejo Continente y cuatro millones en el país asiático. Su aplicación se limitará a vehículos y autobuses con capacidad de hasta nueve pasajeros.
Así funciona este sistema
Entre los muchos sistemas de asistencia a la conducción que incorporan de serie los vehículos nuevos está el sistema de frenada automática (o autónoma, ya que, dependiendo del fabricante se denomina 'automatic' o 'autonomous') de emergencia, que unos cuantos modelos combinan con el detector de peatones para mejorar aún más su efectividad.Este sistema está pensado, sobre todo, a la seguridad en las ciudades, ya que, además de las colisiones por alcance, puede evitar atropellos fatales a peatones y ciclistas. La frenada de emergencia es especialmente efectiva cuando se circula por debajo de los 40 km/h, reduciendo su efectividad conforme se aumenta la velocidad.
El sistema se sirve de sensores y rádares para tener controlado el entorno del vehículo. Los coches más avanzados incorporarán más y mejores componentes para ello, pudiendo responder ante más situaciones con más efectividad. En esencia, este sistema es capaz de reconocer cualquier obstáculo, como un peatón, un coche detenido o circulando lentamente o un muro y de calcular el espacio entre el vehículo y el obstáculo. En caso de acercarse rápido y con peligro, el sistema alertará al conductor y, si el usuario no responde, accionará los frenos para intentar evitar el choque.
En algunos casos, si el conductor toma el control cuando el sistema está en marcha para esquivar el peligro, este se desactivará para no entorpecer la maniobra. En los vehículos más avanzados, con un control total del entorno, no desactivarán el sistema si detectan que hay peligros a todos los lados del coche y serán incluso capaces de salvar situaciones como la colisión tras salir de un aparcamiento al detectar un vehículo dirigiéndose hacia su posición antes que el mismo conductor.