La propuesta parece salomónica, si bien se sitúa más cercana a las pretensiones del Europarlamento, que pedía un 40% de recorte, que de la Comisión, que lo limitaba al 30%. Entre ambos se había posicionado el Consejo Europeo, representante de los intereses de los Estados. Su propuesta, del 35% de reducción, respaldada por España, suponía un punto intermedio entre el punto de vista de máximos de Francia y el de mínimos de Alemania.
Por su parte, los fabricantes de automóviles, agrupados en la patronal europea Acea, han expresado su "seria preocupación" por unos objetivos "totalmente irreales". "Son demasiado exigentes", ha asegurado su secretario general, Erik Jonnaert, cuya asociación auguró "un terremoto" que afectará a toda la cadena de valor del autómovil, que emplea a más de trece millones de europeos. "Por supuesto, (su cumplimiento) requerirá una mayor aceptación en el mercado de los vehículos eléctricos y de otros con motor alternativo de lo que actualmente parece posible", abundan desde Acea.
Los grupos ecologistas, mientras tanto, acogieron el acuerdo con agrado porque supone endurecer la "endeble" propuesta realizada por la Comisión a finales del año pasado. No obstante, la consideran insuficiente para cumplir con los objetivos contemplados en el Acuerdo de Paris, que busca limitar el calentamiento del planeta por debajo de los dos grados. "Es un progreso, pero no es suficiente", ha señalado Greg Archer, portavoz de la federación de organizaciones ecologistas Transport & Environment (T&E).
Sin penalizaciones
Para alcanzar el acuerdo final se ha desestimado la propuesta del Parlamento Europeo de penalizar a aquellos fabricantes que no sean capaces de vender suficientes vehículos de cero y bajas emisiones, una de las principales quejas de los fabricantes. También la concesión de bonus por la venta de vehículos híbridos enchufables, lo que podría haber ayudado a los fabricantes a cumplir más fácilmente con los objetivos previstos.A cambio, se admite, aunque muy rebajada, una propuesta del Consejo Europeo para permitir una doble contabilización de los vehículos híbridos enchufables comercializados en Europa Central y Oriental que afectaría hasta al 5% de las ventas en esos países.