En este sentido, el responsable de Medio Ambiente de la UE asegura que "la directiva 2015/1535 establece que los estados miembros deberán comunicar a la Comisión todo proyecto de reglamento técnico que pretenden introducir antes de su adopción".
En una entrevista concedida a La Tribuna de Automoción, el comisario ha recalcado que "el camino que sigue la Comisión es muy distinto al de las prohibiciones", en referencia a que lo que busca Bruselas es una "transición justa que permita la reubicación de trabajadores en el sector de automoción y la formación de nuevos especialistas". No obstante, Arias Cañete adelantó que Bruselas "no se pronuncia sobre declaraciones políticas que no tienen efecto legal directo porque no puede comprobar su compatibilidad con las reglas que gobiernan el mercado interior".
Para el futuro a medio plazo, el comisario europeo apostó por tener en cuenta la tecnología híbrida porque con ella se consigue un tránsito suave. En esta línea, abogó por fijar unos objetivos que fueran ambiciosos pero que se pudieran alcanzar con un costo eficiente y sin tener mucha incidencia en el empleo. A pesar de ello, a largo plazo, “la electrificación acaba con generación neta de empleo”, pero avisa de que tiene un impacto fuerte en los fabricantes de vehículos de combustión interna.
Falta de consenso
Precisamente, la noche antes de conceder esta entrevista, el comisario mediaba entre el Parlamento Europeo y el Consejo (donde están los ministros del ramo de cada Estado miembro) para conseguir a contrarreloj la fijación de los objetivos de reducción de emisiones de CO2 para 2030. A su juicio, conseguir un acuerdo entre ambas posiciones "encierra una enorme complejidad", porque las dos posiciones "se están moviendo muy poco".En otros temas, el Parlamento viene de conseguir metas más ambiciosas de las que había planteado la Comisión —por ejemplo, en materia de energía renovable lograron fijar el 32%, frente al 27% que había propuesto el departamento de Cañete—. Por el otro, el Consejo tiene muy difícil ser flexible, porque casar los intereses de los países que tienen fábrica con los que no ya fue difícil.
En definitiva, va a ser complicado que el Parlamento baje del 40% y el Consejo suba del 35%, fijados al inicio de las reuniones, conocidas como 'trílogos'. Además, tampoco hay consenso en si se establecen incentivos para los que produzcan más vehículos de cero y bajas emisiones y los que piden que se penalice también a los que menos avancen en este sentido, postura defendida por la Cámara.
Cañete urge a alcanzar un acuerdo, puesto que si no se consigue antes de marzo dilatará mucho los plazos porque en mayo de 2019 hay elecciones europeas y la Cámara se disuelve dos meses antes. Esto, además, conllevará cambios también en la Comisión, por lo que el nuevo equipo podría no aceptar los preceptos actuales.