Así mismo, los fabricantes que superen los porcentajes establecidos deberán pagar una multa que la UE invertirá en formación para trabajadores afectados por los cambios provocados por la transición ecológica. Por otro lado, según la posición defendida por los eurodiputados, los fabricantes deberán garantizar que los vehículos menos contaminantes —eléctricos y aquellos que emiten menos de 50 gramos de CO2— representan un 20% de los coches y furgonetas nuevos en 2025 y un 35% en 2030.
La Eurocámara ha instado al Ejecutivo comunitario a proponer, en un plazo de dos años, un mecanismo para medir las emisiones de CO2 en condiciones reales de conducción mediante un dispositivo portátil similar al que se ha introducido recientemente para controlar los óxidos de nitrógeno (NOx).
Del mismo modo, ha reclamado a Bruselas una legislación antes de que termine este año que permita a los consumidores conocer con claridad las cifras de consumo de combustible y emisiones de CO2, así como otros gases contaminantes.
En cualquier caso, se trata todavía de la posición del Parlamento Europeo de cara a las negociaciones que debe mantener con los Estados miembros, quienes todavía deben aprobar sus líneas rojas en la reunión de ministros de Medio Ambiente que tendrá lugar el 9 de octubre.
Los fabricantes de vehículos, preocupados
Mientras, la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (Acea) ha tachado de "extremadamente agresivos" los objetivos de reducción de emisiones propuestos por el Parlamento Europeo. La entidad, que ha transmitido su "profunda preocupación" después de que los objetivos hayan subido diez puntos en comparación con los propuestos por la Comisión en julio, ha advertido también de que no existen las infraestructuras ni los incentivos necesarios para renovar el parque automovilístico."No hay garantías de que contemos con la infraestructura para facilitar esta repentina transición a la electromovilidad", ha manifestado el secretario general de Acea, Erik Jonnaert, que ha asegurado que estos objetivos "forzarán a la industria a una dramática transformación en tiempo récord".
Concretamente, Jonnaert señala la falta de infraestructura de recarga de coches eléctricos, así como la falta de armonización entre los incentivos que ofrece cada país europeo. "Los consumidores no pueden ser forzados a comprar vehículos eléctricos sin la infraestructura de incentivos necesaria".
Esta propuesta de reducción de emisiones, que es más del doble que la que Acea propuso hace unas semanas (del 7% para 2025 y del 16% para 2030), se trata todavía de la posición del Parlamento Europeo de cara a las negociaciones del 9 de octubre.
"Solo podemos esperar que los gobiernos nacionales traigan algo de realismo a la mesa cuando adopten una posición común en los futuros objetivos de CO2 la semana que viene", ha confiado Jonnaert, que ha vuelto a incidir en el peligro para los empleos de este plan.
Coches más caros
Cumplir con los objetivos establecidos por la UE para la reducción de emisiones de CO2 —que en 2021 están fijados en 95 gramos de CO2 por kilómetro— incrementará entre 1.000 y 2.000 euros el coste de fabricación por vehículo, lo que afectará a la compra de los coches nuevos de "bajas emisiones".Esta estimación aparece en un informe de Acea, en el que se explica que, para alcanzar el objetivo de 2021, los fabricantes tendrán que usar todas las tecnologías que estén a su alcance. En este sentido, cabe recordar que si una marca sobrepasa esos 95 gr/km de CO2 de media para toda la gama, deberá abonar una multa de 95 euros por coche y gramo que se supere.
Acea también ha advertido de que, después de 2021, las mejoras que deberán aplicar serán aún más difíciles y caras, por lo que el coste por porcentaje de reducción de CO2 aumentará "drásticamente" a medida que se llegue a 2025 y 2030.