También, los exoesqueletos están dando sus primeros pasos en las fábricas de coches con un objetivo más concreto y menos espectacular que proteger al mundo de supervillanos: hacer la vida más cómoda a los operarios.
Fabricantes como Audi, BMW, o más recientemente PSA o Ford, han probado estos artefactos en sus plantas de producción con resultados realmente satisfactorios. En el caso de este último, operarios de 15 plantas de producción en distintos países de todo el mundo (entre ellas la de Almussafes en Valencia) están probando EksoVest, una especie de chaleco a cuerpo completo que ofrece mayor resistencia física al que lo usa y facilita algunas tareas físicas.
De este modo, el EksoVest es especialmente útil para aquellos empleados que tienen que pasar mucho tiempo con sus manos suspendidas, para trabajar en coches elevados, ajustar tuercas y trabajos similares, dado que los ayudará a mantener los brazos arriba sin cansarse mucho mientras trabajan ¿Suena familiar para alguien que trabaja en un taller de reparación?
Exoesqueletos pasivos y activos
Los exoesqueletos pasivos de Almussafes son estructuras más parecidas a un arnés que a una armadura en las que no hay fuentes externas de energía: emplean resortes y se limitan a redistribuir el peso de la tarea sobre otras partes del cuerpo (o directamente sobre el suelo). Este artilugio permite levantar el mismo peso que los operarios podrían levantar normalmente pero desde una postura mucho más cómoda y redistribuyendo el esfuerzo muscular. En otros casos, la idea es darle un soporte para proteger la espalda del operario cuando tiene que inclinarse hacia delante.En el sector automovilístico, las tareas que exigen trabajar por encima de los hombros están entre las más exigentes y necesitadas de ‘esqueleto exterior’. En este sentido, ninguna de las fábricas donde se han probado mencionó que sus trabajadores sufrieran dolencias por este tipo de trabajos. No obstante, según el centro de estudios británico The Work Foundation, al menos 44 millones de trabajadores de la Unión Europea tienen lesiones en su aparato locomotor. El coste estimado en absentismo y curación supera los 240.000 millones de euros al año.
“El exoesqueleto que usamos más es el que sostiene los brazos en los trabajos por encima de los hombros del ensamblaje del coche”, explica Frank Pochiro, responsable del proyecto de exoesqueletos del fabricante alemán BMW en la planta de Spartanburg (EE. UU.). Según sus estimaciones, la tecnología reduce tensiones en hombros, cuello y espalda al aligerar entre un 30% y un 40% el trabajo de los músculos de la zona. “Sólo hay que poner los brazos por encima de la cabeza unos minutos para entender lo difícil que la postura se vuelve en seguida. Por poco que podamos reducir ese peso, estaremos ayudando un montón”.
El próximo paso es el de los exoesqueletos activos, que además de redistribuir cargas usan energía eléctrica para ayudar a levantar objetos pesados, entre otras funciones. En sus plantas de Alemania y Hungría, Audi (Grupo Volkswagen) ha hecho sus primeras pruebas con la Stuttgart Exo Jacket, un desarrollo totalmente europeo de exoesqueleto activo con aspecto de chaqueta.