La preparación del vehículo antes de un viaje por carretera es la clave para evitar incidentes no deseados durante el recorrido, aunque a menudo muchos conductores siguen subestimando la importancia de estar preparados para un viaje de larga distancia.
En este sentido el taller es un prescriptor fundamental y necesario para promover la revisión de los elementos fundamentales que deben ser revisados para dejar el automóvil listo para los desplazamientos y nada dejar al azar, o en las manos de la suerte.
Elementos básicos a revisar
De este modo, una revisión básica debe incluir elementos como la suspensión, clave para que los frenos puedan trabajar en las mejores condiciones. La eficacia de sus elementos elásticos suele comenzar a disminuir a los 30.000 km y cada 50.000 km es habitual que necesite una sustitución o reajuste.En este sentido, lo mejor es recurrir a un taller de confianza donde podrán comprobar su estado. Sin embargo, un buen truco para enseñar al cliente, para que pueda comprobar en qué estado se encuentra es empujar el automóvil hacia abajo sobre cada rueda. Si, al soltarlo, se siente un rebote, los amortiguadores pueden estar en mal estado. También es importante tener en cuenta que los dos amortiguadores de cada eje deben ser reemplazados simultáneamente, para garantizar su correcto funcionamiento.
Líquido de frenos. Antes de hacer frente a la carretera deben verificarse todos los fluidos del vehículo. Líquido de refrigeración, del parabrisas ... Pero especialmente importante es el líquido de frenos. Los conductores deben asegurarse de que el nivel está entre el mínimo y el máximo indicado.
Si la cantidad es inferior a la recomendada, es aconsejable, no sólo reponerla, sino también llevar el vehículo a un taller para que el sistema sea totalmente purgado. Además del líquido, es muy importante verificar también el estado de los discos. Si el conductor nota vibración vibración al presionar el pedal de freno, o éste se hunde más de lo habitual, es posible que exista algún problema que debe revisarse antes de iniciar un viaje largo.
Nivel de aceite. Otro fluido fundamental que se debe comprobar es el aceite del motor. Es necesario comprobar su nivel para que su funcionamiento sea correcto, siempre con el motor frío y sobre suelo plano. Lo ideal es hacerlo cada 1.000 km, una vez al mes, o antes de emprender un viaje largo. Esta comprobación puede realizarse de forma sencilla, retirando la varilla del aceite y comprobando que el nivel está entre las dos marcas que señalan lo mínimo y lo máximo.
Luces. En cualquier situación, pero especialmente en esta época en la que se viaja por la noche o la puesta de sol, es importante comprobar el sistema de señalización y alumbrado. Comprobar que los faros están alineados y que irradian la luz correcta es determinante para evitar sustos. Es aconsejable —aunque no obligatorio— transportar un juego de lámparas de repuesto para poder actuar en caso de incidente. Sin embargo, en muchos vehículos esta operación sólo se podrá realizar en un taller (en algunos modelos es necesario, incluso, desmontar el paragolpes).
Neumáticos. El primer factor a tener en cuenta es por donde va a circular el vehículo. Montar un neumático que se adapte a las condiciones climáticas es vital para aprovechar al máximo el rendimiento de las cubiertas. Menor distancia de frenado, ahorro de combustible y comportamiento más eficaz son sólo algunas de las ventajas de montar neumáticos adecuados. Adicionalmente, estos son los puntos clave que deben ser revisados:
Comprobar la profundidad del diseño de la banda de rodamiento. El mínimo legal es de 1,6 mm, pero, por seguridad, conviene reemplazarlos al llegar a 3 mm. Asimismo, no debemos superar los límites de velocidad y de carga establecidos por el fabricante.
Además, conviene verificar la presión cada 2.000 kilómetros, cada mes o antes de un viaje largo; así como mantener la presión según las instrucciones del fabricante del vehículo. Una pegatina en la tapa del depósito o en un pilar de la puerta delantera indica claramente la presión que se debe suministrar en caso de que el vehículo transporte poca carga lo esté muy cargado. A mayor carga corresponde mayor presión.
Conviene recordar a los automovilistas que la presión debe comprobarse siempre en frío (lo que significa circular menos de 3 kilómetros a baja velocidad). Y que no olvide colocar el tapón de la válvula para asegurarse de que no se produzcan fugas de aire.
Además de seguir estos consejos, los conductores deben tener en cuenta que los imprevistos pueden surgir aunque el vehículo esté revisado. Por eso, es imprescindible llevar un neumático de repuesto (junto con las herramientas necesarias para cambiarlo), tener a mano el chaleco reflectante, así como los triángulos de señalización.