El Informe “El automóvil en la movilidad sostenible” contiene conceptos y datos para ayudar a comprender y valorar la contribución real del uso de los automóviles a las emisiones de gases de efecto invernadero y de contaminación del aire, así como de las diferencias derivadas del uso de los distintos combustibles y tecnologías de propulsión: vehículos de propulsión térmica (gasóleo, gasolina, gas natural y GLP), vehículos eléctricos e híbridos, y de pila de combustible.
Además de analizar las contribuciones esperables de los nuevos reglamentos internacionales, el documento incluye un análisis del papel del automóvil en la movilidad, con el objeto de ayudar a valorar su importancia en la sociedad actual y las previsiones de evolución futura del parque de vehículos. A partir de los contenidos del informe, sus autores destacan varias aspectos interesantes.
Los conductores
En primer lugar, los usuarios deberían comprometerse más con el uso energéticamente eficiente de los vehículos, asumiendo un papel corresponsable más activo ante los retos energético y medioambiental de su propia movilidad en automóvil. De esta forma, los conductores deberían comprometerse de forma efectiva en la reducción de los impactos de éstos sobre el medio ambiente.¿Cómo? Racionalizando el uso de los vehículos, especialmente en las ciudades. No en vano, según los expertos, a través de una conducción eficiente se puede reducir el consumo de energía hasta un 20% y el impacto ambiental en un 30%. Además, con un adecuado mantenimiento se aseguran valores de emisiones y consumo similares a los de fábrica hasta por lo menos los 160.000 km.
Motores térmicos, aún imprescindibles
Y es que, según este estudio, en el corto y medio plazo, los vehículos con propulsión basada en el motor de combustión interna son imprescindibles en sus diferentes opciones para satisfacer las necesidades de movilidad de los ciudadanos, con mínimos impactos sobre el medio ambiente.El informe señala que todas las opciones son necesarias y cada una presenta ventajas e inconvenientes, aunque, gracias a la evolución de los vehículos en los últimos años, los que se producen hoy han reducido considerablemente el consumo y las emisiones contaminantes son muy inferiores a los de vehículos del año 2004.
En este sentido, los vehículos diésel han reducido en un 90% la emisión de partículas y en un 84% la de NOx, mientras que los de gasolina han reducido en un 60% las emisiones de CO y de NOx, con una evolución similar de los vehículos de gas. Así, el 'coche nuevo promedio' en 2021 emitirá cerca de un 50% menos de CO2 por kilómetro de homologación que uno de 1995.
El automóvil, la movilidad del futuro
De este modo, el automóvil seguirá siendo protagonista en la movilidad del futuro. Los vehículos automóviles han contribuido y contribuyen en la actualidad, más que cualquier otro modo de transporte, a la socialización de la movilidad, al desarrollo económico y al bienestar de la sociedad, especialmente en los países de mayor desarrollo.De la movilidad de los españoles generada en 2016 (viajeros / kilómetros recorridos), el 87,4% correspondió a la carretera y dentro de este valor, el 75,3% se realizó en automóvil. De la nueva movilidad generada entre 1995 a 2016 (113.542 millones de viajeros / kilómetros), el 70% fue absorbida por los turismos.
Los análisis de tendencia realizados por diferentes investigadores y consultores señalan que el parque mundial de automóviles —que en la actualidad ronda los 1.000 millones— se duplicará, previsiblemente, en la década de los 30, alcanzando la cifra de 2.000 millones de vehículos.
Disponibilidad energética
Sin embargo, la disponibilidad energética podría condicionar la movilidad a medio plazo. Los problemas de disponibilidad energética y los impactos medioambientales a escalas global y local exigen decisiones estratégicas y soluciones tecnológicas a corto, medio y largo plazo, que hagan posible la evolución de la movilidad, de forma sostenible, compatible con la satisfacción eficiente de las demandas y preferencias de los usuarios.En este sentido, las mejoras tecnológicas de los sistemas actuales de propulsión y los desarrollos de nuevos sistemas no dependientes del petróleo permiten contemplar el futuro con optimismo. En el ámbito de la innovación, ya se están aportando soluciones a este problema.
Los eléctricos imparables
Precisamente, una de estas tecnologías, los vehículos eléctricos, parece imparable, si bien no será la solución milagrosa a corto plazo. La electrificación del parque de vehículos es una solución de amplio alcance a medio y largo plazo, pero en el corto presenta retos y barreras importantes que imponen límites a la velocidad de crecimiento del uso de los vehículos eléctricos.La sustitución progresiva de vehículos que consumen combustibles fósiles es una tendencia que ayudará a asegurar la sostenibilidad de la movilidad actual y, sobre todo, su crecimiento a escala mundial. No obstante, su presencia en el parque será reducida en el corto plazo.
Según Global EV Outlook 2017, elaborado por la Agencia Internacional de Energía, los objetivos de crecimiento apuntan a un parque mundial de vehículo eléctrico entre nueve y 20 millones en 2020 y entre 40 y 70 millones en 2025.
Asi, deberán superarse algunas barreras para lograr incrementos más significativos de la presencia de estos vehículos en el parque de automóviles como son infraestructura y tiempos de recarga; vida, coste y autonomía de las baterías; y energía almacenada por kg de batería.