Las reflexiones del grupo de expertos sobre el futuro de esta tecnología se dieron a conocer en la sesión plenaria de presentación de conclusiones convocada bajo el título de “Y después del diésel… ¿Qué?, celebrada recientemente en la sede madrileña del IE Business School.
Los seis meses de análisis de los expertos congregados en torno al Think Tank de Automoción del IE Business School sobre el futuro del diésel han sido complementados con la aportación de expertos invitados como Guillermo Wolf Elósegui, presidente de la Comisión Técnica de Motores, Combustibles y Lubricantes de ASEPA (Asociación Española de Profesionales de Automoción), y José Manuel Prieto Barrio, subdirector general de Calidad y Seguridad del Ministerio de Industria.
La tecnología más eficiente
Se certifica el “dilema” y demonización, que vive esta tecnología de propulsión que, sin embargo, continúa siendo la más eficiente y clave para la consecución del objetivo de emisiones de 95 grs/km de CO2 marcado por la UE para 2021.No en vano, mientras la UE ha regulado niveles máximos medios de emisiones de CO2 para las ventas por fabricante, con fuertes multas para los constructores incumplidores, las ciudades ponen el foco en la reducción de las concentraciones de NOx, nocivas para la salud humana y vinculadas a la imposición de fuertes sanciones a las administraciones que superan dichos límites comunitarios.
Las conclusiones del Think Tank no sólo ponen de relieve los intereses enfrentados de fabricantes y administraciones a costa de una tecnología más perjudicial en términos de emisiones de NOx, pero menos lesiva en cuanto a los niveles de emisiones de CO2, sino que abren la puerta a un futuro diésel vinculado al “downsizing” y la apuesta por nuevas tecnologías que contribuirán a minimizar las emisiones nocivas para la salud vinculadas al diésel.
Transición hacia tecnologías más limpias
En cualquier caso, y aunque el futuro de la movilidad parece pasar irremediablemente por la electrificación del parque, los expertos congregados en torno al Think Tank coinciden al señalar que en el corto y medio plazo convivirán irremediablemente distintas tecnologías de propulsión.En este sentido, la industria del automóvil ya ha iniciado un proceso de transición hacia tecnologías más limpias que además de grandes desafíos implica no pocas incertidumbres. En dicho proceso, el diésel, señalan desde el Think Tank, es una tecnología cuya demanda se encuentra en retroceso y para la que no se prevé un cambio significativo de tendencia.
El anuncio por varios fabricantes de concentrar sus inversiones en investigación en otras tecnologías hace más difícil aún cualquier reversión. Sin embargo, el diésel aún tiene sentido en vehículos más grandes, y el transporte de mercancías, pero no en los más pequeños propios de la movilidad urbana.
Legislación e innovación
Las conclusiones del análisis llevado a cabo por el Think Tank de Automoción del IE Business School, que coordinan Ricardo Conesa, director del Programa Avanzado en Dirección de Empresas del Automóvil de la escuela de negocios, y José Luis Criado, director Académico del mismo, coinciden, por último, en señalar a los distintos marcos legislativos, a la presión de los Ayuntamientos —fundamentalmente de las grandes ciudades— y la innovación como los principales aceleradores de una nueva movilidad para la que también reclaman una nueva forma de medir emisiones, más centrada en el kilometraje recorrido por tipo de vehículo que en las emisiones conjuntas del parque.La jornada de presentación de conclusiones del Think Tank “Y después del diésel… ¿Qué?, concluyó con un ponencia como experto invitado, de Guillermo Wolf, Presidente de la Comisión Técnica de Motores, Combustibles y Lubricantes de ASEPA, que contribuyó a generar debate sobre el tipo de combustible que utilizaremos dentro de 5 o 10 años, las alternativas existentes en el mercado y el poder de la UE y los propios usuarios en la elección del mismo.