Así lo ha demostrado, por ejemplo, un estudio realizado por investigadores de Estados Unidos y China (‘All your GPS are belong to us: towards stealthy manipulation of road navigation systems)’, del que se hace eco ADSL Zone, donde demuestran que es posible alterar las indicaciones de estos mapas en este tipo de automóviles.
El informe muestra que con una Raspberry Pi (un computador de placa reducida) y un HackRF One (caja con antenas que permite interceptar señales mediante radiofrecuencia), una antena y un cargador de móviles se puede modificar el destino de un coche autónomo o fijar un destino prohibido.
No tan fácil... pero no imposible
Para ello, los mencionados dispositivos deben colocarse debajo o dentro del coche que se pretende hackear para modificar las señales GPS que llegan al vehículo y engañarle, o, incluso, por encima con un dron o con un coche que vaya siguiéndolo.Con el fin de demostrar la viabilidad de este ataque, se utilizó Google Maps. Con ello, el servidor SSH, ejecutado en la Raspberry Pi, recibió las direcciones falsas sin que el conductor se percatase, ya que los investigadores han desarrollado un algoritmo que imita cómo sería una ruta real.
De este modo, se han utilizado 600 rutas de viajes reales en taxi de Manhattan y Boston, y se han generado desviaciones en el 40% de ellas de hasta medio kilómetro.
Con este experimento se ha querido demostrar que, aunque es fácil planear un ataque de este tipo por las herramientas que harían falta, sería algo complicado llevarlo a cabo por la necesidad de estar cerca de la víctima, así como porque hay que saber hacia dónde va.
Por otro lado, los propios investigadores ofrecen soluciones para este problema entre las que se encuentran cifrar las señales GPS, crear ubicaciones en tierra para verificar direcciones o que los vehículos comprueben las señales de tráfico para confirmar si van por la carretera correcta.