De hecho, el pasado mes de abril las matriculaciones de estos dos últimos segmentos sumaron 51.022 unidades, por las 39.732 que acumularon los SUV pequeños y medianos (es decir, sin contar las de SUV de tamaño grande y premium que significaron otras 4.802 unidades).
Sin embargo, hay otro segmento de vehículos que pronto sorprenderá por su creciente presencia en las talleres. Se trata de un segmento hasta ahora bastante minoritario pero que está viviendo un asombroso auge: los comerciales ligeros. Pero no los destinados al transporte de mercancías, sino los habilitados para la movilidad de personas.
Y es que las ventas de vehículos comerciales han tenido una constante subida en el primer cuatrimestre del año y la previsión es que a final de año pudieran superar las 220.000 unidades frente a las 199.000 del año pasado.
Estas cifras se refieren al conjunto de estos vehículos, incluyendo los furgones más grandes. Pero realmente, los que están empujando las ventas, son los más pequeños, que suponen más del 60% del total: han crecido más de un 10% en los primeros cuatro meses del año, en los que se centra este análisis.
Sin embargo, este crecimiento no se debe al aumento de la actividad comercial que hace que aumenten las ventas de este tipo de vehículos, porque, en estos momentos, sólo el 30% de estos vehículos se emplean para el transporte de mercancías, mientras que el 70% es adquirido para el transporte de pasajeros.
¿Por qué este auge?
El boom de este tipo de vehículos hay que buscarlo en la paulatina desaparición de los monovolúmenes, que no hace tantos años eran un segmento de automóviles que crecía y ganaba penetración en el mercado. En la actualidad, muchos fabricantes están cancelando los modelos de este tipo, obligando a quienes buscan una solución al transporte de la familia a plantearse la compra de uno de estos coches que llegan a ser más funcionales. Incluso las empresas de alquiler los están adquiriendo, y no sólo para mercancías.Los ya desaparecidos del mercado español como los Seat Altea, Opel Meriva, Ford B-Max, Skoda Yeti... así como las transformaciones de monovolumen a SUV de los Renault Scenic y Espace o los Peugeot 3008 y, sobre todo, del 5008 son sólo algunos ejemplos que ponen bien a las claras las intenciones de los fabricantes.
Sin ir más lejos, el pasado mes de abril, las ventas de monovolúmenes en su conjunto (pequeños y grandes) apenas sumaron 6.914 matriculaciones sobre un total de 113.816, con una cuota de mercado conjunta que apenas superó el 6%. Pero es más, tanto los de tamaño pequeño (-11%) como los más grandes (-19%) registraron importantes retrocesos en las matriculaciones respecto a un año antes.
Unos datos que contrastan con los registrados por este segmento sólo cuatro años antes (abril de 2014), cuando ambos segmentos matricularon 8.900, lo que representaba más del 11% del total de las matriculaciones y las subidas respecto al ejercicio anterior eran superiores al 10%, en el caso de los pequeños, y del 30%, en el de los grandes.
El mercado en España
El Grupo PSA domina el mercado en este segmento en España. Su superioridad debería aumentarse con Opel cuyo nuevo modelo Combo tiene la misma base que los Citroën Berlingo —el modelo más vendido en lo que va de año— y Peugeot Partner (ahora Rifter) —segundo en superventas— aunque mantenga peculiaridades de su propia marca para mantener cierto estilo alemán.Pero no son los únicos en el mercado. El 'veterano' Renault Kangoo, líder en el sector del renting —sólo en abril registró un crecimiento del 22,93% respecto al mismo mes de 2017 en este mercado—, aún representa un considerable volumen de ventas. Ford también mantiene el Transit Courier, y lo mismo Volkswagen con el Caddy, por poner otros ejemplos.
La mayoría de las marcas que compiten en este segmento se han planteado versiones eléctricas pero realmente sólo Renault, con su Kangoo Z.E., y Nissan, con la eNV200, están en el mercado. Estos vehículos de baterías plantean el problema de tener que combinar una autonomía de unos 200 kilómetros, con tiempos de recarga no demasiado largos y un peso de baterías que no limite la capacidad de carga. Una ecuación difícil de resolver, lo que hasta ahora hace que su rentabilidad sea dudosa.