Para Nuria Román, responsable de Normativa y procedimientos de inspección técnica del Área de Reglamentación y Homologación de Vehículos del Ministerio de Industria, “en un vehículo autónomo seguirá habiendo una parte mecánica importante que necesitará ser revisada, por muy inteligente que sea. Un vehículo no deja de ser una máquina y afecta a otros usuarios. Tenemos que exigirle que, cuando se va a comercializar, que reúna unas condiciones de seguridad. Y que en su vida útil, pueda ser auditado y comprobado para que mantenga sus condiciones”.
Actualmente, ya hay numerosos sistemas de asistencia al conductor que marcan el camino hacia una conducción completamente automatizada, que también requieren de un mantenimiento cualificado para su correcto funcionamiento a lo largo de la vida útil del vehículo. Por ejemplo, los sistemas ADAS (entre los que se encuentran el mantenimiento del vehículo en el carril o de frenada de emergencia autónoma), se basan en cámaras y sensores que, en la mayoría de los casos, están alojados en el parabrisas.
El papel de las ITV
Nuria Román apuntó que “en el futuro las ITV también tendrán que comprobar que estos sistemas están bien calibrados y funcionan correctamente. En este sentido, la responsable indica que “todo el proceso de las ITV tiene que evolucionar con la tecnología, que va muy rápido. En el campo reglamentario vamos casi con la lengua fuera. La reglamentación de homologación de vehículos evoluciona a más velocidad que en otros sectores. Tanto en homologación como en la inspección técnica, procesos muy conectados en el ministerio, trabajamos con sistemas, no con elementos aislados. Y las herramientas que usamos en una ITV también van a evolucionar”.Por su parte, Johan Mortier, director técnico en Belron Technical, aportó otro factor que resulta clave para la seguridad. “Cada vez más sistemas críticos para la conducción autónoma están instalados en el parabrisas. Calibrar esos sistemas es un trabajo muy preciso, para que las cámaras vean lo mismo que veían antes del daño en el parabrisas y los sistemas de ayuda a la conducción funcionen correctamente, por ejemplo, deteniendo el coche donde tiene que pararse. La calibración es absolutamente necesaria y es responsabilidad de actores que no son los fabricantes”.