Esta elevada edad media se traduce en que hay más de 7 millones de vehículos de más de 10 años circulando por nuestras carreteras y calles. Es más, según las estimaciones de la patronal, de no haber políticas activas para renovar el parque, en 2026 circularán más de 4 millones de vehículos con una edad superior a los 20 años.
En este sentido, el mercado de VO de turismos también se ve afectado por el envejecimiento del parque. Según los últimos datos disponibles, el 57% de las ventas de turismos de ocasión correspondieron a coches de más de 10 años de antigüedad. Además, cada año se venden en España 130.000 coches con una edad superior a los 20 años.
En cuanto a la tasa de achatarramiento, ésta fue en 2017 de un 56%. Es decir: por cada 100 nuevas matriculaciones se enviaron al desguace 56 viejos coches. Este porcentaje fue del 100% en algunos momentos en que estaban en vigor planes de incentivo al achatarramiento de coches viejos por la compra de uno nuevo (Planes PIVE).
¿Y en qué afecta esto al taller?
Un parque automovilístico envejecido, por regla general, tiene más contras que pros, pues unos coches más viejos significan más emisiones y menos sistemas de seguridad. Por tanto, desde el punto de vista medioambiental y de seguridad vial, no es una buena noticia.¿Y lo es para el taller? Pues como hemos comentado alguna vez ya en la web de Asboc, depende. Por un lado, los vehículos más viejos, por regla general, son menos 'amigos' del taller, ya que suelen recorrer menos kilómetros —lo que supone menos necesidades de mantenimientos y menos probabilidades de averías— y suelen 'descuidar' más las operaciones de chapa y pintura, al ir 'desprendiéndose' de las coberturas de los seguros a todo riesgo, por otras fórmulas que suponen algún desembolso por parte del propietario.
Esto suelen conllevar que el automovilista se 'piense' pasar por el taller para efectuar arreglos 'poco importantes'. No obstante, en los últimos años, especialmente en el pasado 2017, se ha visto cómo ante la mejora de la economía, esos vehículos 'veteranos' de cientos de miles de conductores que en los años de atrás han reducido o esquivado las visitas al taller, han regresado a los establecimientos de reparación debido a que han aumentado su kilometraje anual (la gente se mueve más y lo hace en el coche que tiene; un coche, que como no se ha renovado estos años de atrás está, evidentemente, envejeciendo).
Por otra parte, hay otra derivada en todo esto y es que la mayoría de estos vehículos 'adultos' son de motorización diésel, lo que a la larga significa mantener el negocio de los talleres como hasta ahora, a pesar de la cada vez mayor presencia en el mercado —y en el parque— de vehículos con motorizaciones más ´limpias'.
Sin embargo, esto puede tener, a su vez, un inconveniente en el futuro y es que, a raíz de la 'guerra' declarada al diésel en muchas grandes ciudades (Madrid y Barcelona son dos buenos ejemplos) la movilidad de estos vehículos se vea reducida al poder estar penalizada, ya no sólo en episodios concretos de alta contaminación, sino con prohibiciones parciales o definitivas a la circulación por entornos urbanos.
Coches menos seguros y menos 'limpios'
De este modo, tenemos muchos coches menos seguros que los que salen de los concesionarios en la actualidad al carecer de tecnologías (corrector de trayectoria y anti-derrapaje (ESC), aviso de pérdida de presión en los neumáticos (TPMS), luces diurnas (DRL), avisador de cambio involuntario de carril...) que, está demostrado, reducen el número de accidentes y sus consecuencias en carretera.De hecho, los últimos datos sobre siniestralidad vial en España facilitados por la Dirección General de Tráfico (DGT), en 2017, la edad media de los turismos implicados en un accidente mortal fue de 13,8 años.
Asimismo, la tecnología que en la actualidad incorporan los vehículos de bajas emisiones Euro 6 favorece la reducción de gases de efecto invernadero (CO2) y de emisiones contaminantes (NOx, CO y partículas), contrarrestando las consecuencias medioambientales más negativas asociadas al transporte. Así, un vehículo actual emite un tercio menos de CO2 y un 85% menos de NOx que uno de hace sólo 10 años.