Si bien es cierto que la manipulación del odómetro no es un delito tipificado como tal, se pueden tomar acciones legales cuando se alega que ha ocurrido una estafa debido a la manipulación del kilometraje que tiene un coche. Engañar a un comprador sobre el estado real de un coche vendido supone consecuencias jurídicas.
Sin embargo, esta práctica parece tener los días contados. Al menos así lo asegura Rosa Prat, responsable de Desarrollo de Negocio de Soluciones Conectadas de la empresa francesa Worldline.
Según señala Prat en una entrevista a La Tribuna de Automoción, las posibilidades que ofrece el Big Data son infinitas. Una de ellas, señala, sería acabar con las redes que se dedican a trucar los cuentakilómetros de los coches de segunda mano para venderlos a mayor precio.
Poner fin a estos fraudes es una de las metas en las que se ha implicado el sector, junto a la Guardia Civil, y el hecho de que los datos de los vehículos se administren en una base de datos dificulta su manipulación.
Otro aspecto positivo, según la experta en tecnología, es la opción de que las aseguradoras ofrezcan recalcular el precio de la póliza a tiempo real, en función del uso que se haga del coche. Prat afirma que con la tecnología más avanzada no solo se puede conocer el número de kilómetros, también si se circula de noche, por carretera secundaria o autopista, o, por ejemplo, si el conductor es brusco, lo que encarecería su seguro.
La monitorización de las flotas sería otra de las ventajas apuntadas por Prat. Sobre todo, por lo que supone en ahorro de combustible, al poder saber si la conducción es adecuada o si se emplea el vehículo para temas inapropiados.
Por otro lado, la posibilidad de que el vehículo esté constantemente monitorizado de forma que si se encuentra alguna deficiencia el sistema avise al conductor y le indique dónde está el taller más cercano es una opción que favorece tanto a los usuarios de vehículos tanto de empresa como a los de particulares.
Ante la pregunta de si los coches conectados se pueden convertir en un Gran Hermano, Prat recuerda que con las redes sociales, los GPS y con las tarjetas de crédito, ya se ha renunciado a la privacidad. Otra amenaza es el pago por uso de la carreteras, porque con este sistema es posible saber el número de kilómetros circulados y las vías utilizadas.