Aunque la industria del automóvil ve con buenos ojos la introducción de métodos de ensayo más estrictos para la medición de los contaminantes y de las emisiones de CO2 de las furgonetas y turismo, se quejan de que aunque la Comisión Europea apenas les da unos meses para cumplir con esas mayores exigencias medioambientales.
Concretamente se refieren a las pruebas en tráfico real (RDE por Real Driving Emissions) cuya legislación se llevará a cabo en dos etapas, cuentan desde la asociación. La primera, comenzará a partir de septiembre de 2017, y la segunda, que “requiere grandes cambios en el hardware”, se aplicará a partir de enero el 2020.
El problema, se quejan desde la organización de fabricantes europea, es que la Comisión Europea ha decidido introducir esta legislación compleja en varios paquetes, lo que dificulta que los fabricantes puedan planificar lo que significa la planificación, por parte de los fabricantes.
En marzo y abril de este año ya se hicieron públicos dos reglamentos que obligaron a los fabricantes a acelerar su planificación y realizar inversiones sustanciales para asegurar que se desarrollaron vehículos, diseñados y producidos en el tiempo para la primera etapa RDE.
La tercera parte de esta legislación se encuentra actualmente sobre la mesa y se calcula que podría aprobarse en mayo de 2017 y entrar en vigor un mes después, restando apenas dos meses para que los fabricantes se adapten a las nuevas exigencias.