Lo cierto es que tanto el escándalo de la manipulación de los motores diésel de Volkswagen como los límites de emisiones que la Unión Europea está imponiendo, cada vez más estrictos, están frenando la hegemonía que parecían tener éstos. Hay incluso quién vaticina el progresivo abandono de este tipo de motor en un futuro no muy lejano, amén de otros más respetuosos con el medio ambiente.
Es el caso por ejemplo de un estudio de la consultora AlixPartners publicado en Automotive News, en el que señala que las ventas de los diésel se irán reduciendo en Europa hasta suponer tan solo el 9% de la cuota de mercado en el 2030. Según el mismo informe, en el 2022, el número de factorías que fabriquen modelos a gasolina y diésel descenderá a 55, des las 62 actuales. Al mismo tiempo, las plantas que monten motores eléctricos ascenderán a 40, de las 26 que hay hoy por hoy.
Pero ésta no ha sido la única estadística que hay al respecto. Por su parte, LMC Automotve espera que la caída del diésel sea más gradual en Europa, significando el 49,3% en 2016, el 43,5% en 2020 y el 39% en 2025. Y Ferdinand Dudenhoeffer, director del Center for Automotive Research (CAR), de la universidad de Duisburg-Essen, predice que este porcentaje caerá hasta el 25% en sólo tres años.
Y tal vez razón no les falte teniendo en cuenta las restricciones al tráfico que algunas grandes ciudades están llevando a cabo. París fue la primera ciudad en declarar la guerra a los diésel por su mayor nivel de emisiones de NOx al prohibir la circulación de estos vehículos a partir de 2020. Londres parece que también va a seguir esta estrategia y recientemente Noruega anunció la probable prohibición de las ventas de coches propulsados con motores diésel y gasolina a partir de 2025.
Como siempre se suele decir en estos casos, el tiempo lo dirá. Aunque debes saber que uno de los factores que más ayuda, precisamente, a reducir la contaminación de un diésel es transmitir al usuario la necesidad de realizar el mantenimiento del coche en un taller experto como los de ASBOC.